LENGUAJE Y COMUNICACIÓN
CUARTO MEDIO
Profesor Ramón Eduardo Moraga
Entre las circunstancias fundamentales que favorecieron la aparición de la denominada Generación de 1898, figuran:
A.- La derrota militar. En el año 1898 ocurre el desastre bélico de Cavite y Santiago de Cuba, tras el cual España perdió sus últimas colonias de ultramar: Cuba y Filipinas. España dejaba atrás su destino de gran potencia y la mayoría de los españoles se enfrentaba ante un hecho definitivo: su nación no era ya el imperio donde nunca se ponía el sol, pues se reducía a la España anterior al descubrimiento, pero sin la fuerza e ímpetu espiritual de entonces.
B.- La vivencia de una España decadente. La vergonzosa situación vivida en el 98 se traduciría en un espíritu de protesta contra los políticos responsables de lo acaecido y llevaría a los jóvenes escritores –más tarde conocidos como Generación de 1898- a rebelarse contra un sistema político ineficaz y a defender una reorientación de la vida española. Cuán hondamente debió de impactar el desastre en aquella juventud comprometida con el destino de su patria. En forma especial, en los futuros integrantes de la Generación del 98. Por eso, podemos decir que el proceso de decadencia y el amor intenso a España constituyeron el punto de partida de este grupo. Precisamente, el año que bautiza a la generación expresa, sin lugar a dudas, el estrecho vinculo entre su aparición y la conmoción espiritual del desastre militar. Pero la derrota solo vino a enfatizar el estado de descontento, de hastío, de rechazo que la vida española de fin de siglo provocaba en las almas más sensibles. “No podía el grupo permanecer inerte ante la dolorosa realidad española. Había que intervenir”. Sin embargo, agrega Azorín: “la corriente de doctrinas regeneradoras no la motivó la catástrofe nacional. No hizo más que avivarla”. Es decir, el grupo nace impulsado por un estado de postración, cuya consecuencia ulterior es la derrota. La catástrofe, así, se convierte en un símbolo de una España gastada, anémica, exangüe:
“Ya hay un español que quiere
Vivir, y a vivir empieza,
Entre una España que muere
Y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
Al mundo, te guarde Dios.
Una de las dos Españas
Ha de helarte el corazón”
Los versos de Antonio Machado manifiestan uno de los temas recurrentes de la generación: la visión amarga de España en ese presente histórico.
C.- El afán de renovación nacional. El espíritu de crítica y la necesidad de resurgimiento de España se manifiestan, por primera vez, en el siglo XVIII, con Feijó, Cadalso y Jovellanos. Posteriormente, en la primera mitad del siglo XIX, Larra mantiene vigente, con mayor intensidad, el problema de España y los ideales de regeneración. En la segunda mitad de la centuria, estos planteamientos de crítica y restauración encontraron fértil acogida en los hombres de pensamiento liberal, como Francisco Goner de los Ríos, Joaquín Costa, Macías Picavea y en el propio Benito Pérez Galdós. Según ellos, la renovación vendría del contacto con Europa y del desarrollo de las potencialidades españolas restringidas por una política intolerante. Para alcanzar el efectivo progreso de la nación, proponen la renovación del sistema pedagógico, la modernización de la cultura española y el mejoramiento de los bienes materiales (construcción de escuelas, carreteras, obras hidráulicas, reforestación, etc.) La europeización, por su parte, respondía al “deseo de fundir la vena tradicional en la ancha corriente universal del saber”. Constituyeron el grupo de los “regeneracionistas” de tendencia liberal y europeizante. Los acontecimientos de 1898 agudizaron en estos hombres el espíritu de crítica hacia un sistema político-social y los deseos de la reorientación de la vida española. Los ideales de regeneración cautivaron rápidamente a la mayoría de la juventud española.
Todos ellos prontamente diversificaron sus caminos de acción. Los regeneracionistas, por vocación, se dedicaron a la solución de tareas concretas dentro del ámbito social, jurídico, económico y agrícola. “Menos política y más administración”, proclamaban José Ramón y Cajal, como médico, derivó a la investigación científica. Los integrantes de la futura Generación del 98 se entregaron a la creación literaria, a la crítica intelectual y otras manifestaciones estéticas.
La visión de una España decadente y el ámbito espiritual de renovación de la cultura, caracterizan las vivencias del grupo y el ambiente formativo en cuanto a elementos básicos estructuradores de una generación histórica.
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